segunda-feira, 20 de maio de 2013

EUGÊNIO MONTEJO E A POESIA VENEZUELANA PARA CRIANÇAS


                                                      
                           POESÍA INFANTIL

 
Por: Martha Daniela Escalante Cárdenas
«Eduardo Polo» (seudónimo de Eugenio Montejo)
                      

  ( BLOG COMPARTIENDO LECTURA ... COM LOS CHICOS 
 Este blog fue creado por Fernanda Rodríguez Briz para la Biblioteca Popular Sarmiento de Ushuaia como un espacio para el diálogo sobre libros que nos gustaría recomendar a otros lectores. Este blog ya no guarda relación con la Biblioteca Popular Sarmiento, y continúa como un proyecto propio de la autora. )

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De la mano del poeta y ensayista venezolano Eugenio Montejo, representante de la literatura suramericana nacido en Caracas en 1938, se despierta la sensibilidad del ser humano a través de un verso fresco y lleno de cotidianidad. En este trabajo se hace una pequeña selección de poesía para chicos, pues su genialidad con el lenguaje alcanza hasta para cautivar a ese público tan exigente.
Con las obras del Chamario, Eugenio Montejo cautiva a los más pequeños bajo el seudónimo de Eduardo Polo haciendo evidente la genialidad del escritor desde la creación de este seudónimo. Uno de los colígrafos, como eran llamados los asistentes de Blas Coll, tipógrafo del Puerto Malo en el siglo XX, fue quien pudo salvar los poemas y editó uno de los pocos libros que se publicaron, pues Eduardo Polo lanzó todas sus obras al mar en uno de sus viajes por el Caribe.
Montejo muestra su habilidad en el juego de palabras que encantan a chicos y grandes mediante las rimas que dan sonoridad especial a los versos. Como ejemplo evidente encontramos La Bicicleta, que sigue caminos de mundos desconocidos de manos de sus soñadores con un corte de palabras donde logra recorrer y describir los ambientes por donde pasean los chamos con la bici y la cleta en Venezuela.
Cuando yo sea hace pensar en la naturaleza y en los insectos que siempre están presentes en la mente de los niños llamando así su atención. Esta poesía, además de ser disfrutada, hace un llamado a la conservación del género con su rima.
Y para finalizar se presenta Tontería, la historia rimada de un niño soñador que quería volar pero que en el intento cayó a tierra firme; además, describe el sufrimiento de la madre quien lo cura como una enfermera, , así el niño felizmente olvidó.
De esta manera Eugenio Montejo deleitará con la expresión de sentimientos, experiencias, ideas, la belleza del lenguaje y todo cuanto es posible en la mente y el corazón de sus lectores.


La bicicleta
La bici sigue la cleta
por una ave siempre nida
y una trom suena su peta...
¡Qué canción tan perseguida!
El ferro sigue el carril
por el alti casi plano,
como el pere sigue al jil
y el otoño a su verano.
Detrás del hori va el zonte,
detrás del ele va el fante,
corren juntos por el monte
y a veces más adelante.
Allá se va el corazón
en aero plano plano
y con él va la canción
escrita en caste muy llano.

Cuando yo sea
Cuando yo sea grillo
cantando a la luna,
si oyes mi organillo,
dame una aceituna.
Cuando hormiga sea cargando un gran peso,
que al menos te vea
a la luz de un beso.
Cuando sea ciempiés
con mis cien botines,
deja que una vez
cruce tus jardines.
Cuando no sea nada
sino sombra y humo,
guárdame en tu almohada
que yo la perfumo.

Tontería
Un niño tonto y retonto
sobre un gran árbol se monto.
Con su pelo largo y rubio
hasta la copa se subio.
Se creyó un pájaro solo
que iba a volar y no volo.
De la altura, en un desmayo,
el pobre niño se cayo.
La madre sufrió un martirio,
cuando vio que su hijo se hirio.
La casa era un manicomio
porque aquel niño no comio.
Y aunque frunció el entrecejo,
el pobre nunca se quejo.
A pesar de que era recio,
el rostro se le entristecio.
Con un poco de yoduro
una enfermera lo curo.
Y después de un mes temprano
su cuerpo al final se sano.
Creció feliz y muy gordo
y nunca más lo recordo.


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